Wednesday, March 16, 2011

Africa

El arte africano no deja indiferente. Es distinto de lo que conocemos en Europa, puesto que África esta dividida en una multitud de etnias diferentes que tienen cada una su religión, sus cultos y su estilo artístico propios. Sin embargo, ésta ha logrado conservar su rasgo más acentuado, el cual es la profunda espiritualidad que envuelve cada región, cada pueblo, cada etnia, y por supuesto, a cada individuo.

Para el continente africano, las fuerzas que mueven el universo son: los seres vivos, los elementos naturales y la fuerza de la naturaleza, pero las fuerzas sobrenaturales que residen en los ancestros, son las que adquieren más importancia para éste. 

Para llegar a entender esto hay que saber que el arte africano no es decorativo sino funcional, por tanto sirve para algo en concreto. Por tanto, las piezas africanas, sin duda tienen diferentes funciones y transmiten una fuerza, que probablemente reside en la sugestión colectiva, ya que, la etnia africana (cualquiera que sea) cree que la pieza está poseída por fuerzas sobrenaturales en muchos de los casos, aunque habría que destacar que no todas las piezas tienen una función de encarnar algo sobrenatural, hay piezas que únicamente tienen una mera función de uso cotidiano, como pueden ser los reposacabezas, taburetes, lanzas, etc. 

Uno de los tipos de objeto más importante en el arte africano es la máscara. Ésta no solo es una escultura de madera, es un personaje completo que se mueve, baila, se comporta de una manera peculiar y tiene su propio carácter. Cada máscara encarna un espíritu diferente que tiene una personalidad diferente y que desarrolla un papel diferente. 

De forma general, se podría decir, que la máscara es la concretización de un espíritu, de una criatura sobrenatural que interviene en la vida del pueblo. Se sitúa entre lo sagrado y lo profano. El más allá se hace visible y regula la existencia de los individuos y del poblado. 




Pinturas rupestres bosquimanas, en el sur de África. Los bosquimanos han habitado el sur del continente desde hace 20.000 años y sus ancestros prehistóricos realizaron estas pinturas con escenas de caza.


Estatua del rey N'Soyo. El realismo de esta escultura angoleña manifiesta el posado orgulloso del soberano, sentado en un pedestal manteniendo una mirada soberbia al frente. El posterior empobrecimiento de su reinado se debió al comercio de esclavos que fomentaron los primeros portugueses que desembarcaron en el estuario del río Congo en 1482.


Tapa de salero (British Museum, Londres). Pieza de 1550, tallada en marfil con la forma de un barco portugués. En la época de la colonización europea de África era muy habitual la elaboración de objetos de este tipo por artesanos africanos, para satisfacer las necesidades de los colonizadores.


Altar (Patronato de los Museos Nacionales, Edimburgo). Pieza de la etnia igbo, procedente de Nigeria, que tiene una función ceremonial. Está esculpida en arcilla y representa con gran realismo a cuatro personajes: el gobernante sosteniendo un cuerno para beber, sus dos esposas embarazadas y un niño con un gong.


Cabeza de bronce (Museo de Arte Primitivo, Nueva York). Esta escultura procede del reino de Benin y está fechada aproximadamente en el período que va de 1550 a 1680. Cabezas semejantes fueron halladas en los altares reales de Benin como recordatorio de los antepasados.


Vaso de sacrificios tallado en madera pintada, del pueblo yoruba (Museo Ifán, Dakar). El uso de la madera fue muy extendido entre las tribus africanas. Generalmente, la talla en madera se realizaba con una azuela o un simple cuchillo. EI pueblo yoruba realizó numerosas esculturas representando divinidades, héroes y familiares, y para ritos de sociedades masculinas.


Figurilla Dogon (Colección Fuhrman, Nueva Cork). Pieza procedente de Malí y realizada por la etnia Dogon, que representa a un personaje mitológico.


Bote de cerámica (Museo Horniman, Londres). Realizada por la etnia yoruba de Nigeria, esta vasija se utiliza para guardar agua o el licor obtenido de la palmera.


Figuritas Matakam (Colección privada). Estas dos vasijas huecas de terracota representan a un hombre y una mujer exageradamente caracterizados por sus atributos sexuales. La cultura matakam, de la que se conservan algunos vestigios tribales en las montañas de Camerún, sufre en la actualidad una progresiva extinción de sus tradiciones debido a la tremenda expansión de la civilización occidental. Anclada en las costumbres del neolítico, el estilo de vida Matakam se ha mantenido aislado del contacto del hombre blanco hasta los albores del siglo XX.


Cabeza con peinado trilobulado (Museo Kansallis, Lagos). Pieza en terracota perteneciente al arte nok, cuyas figuras, en este período, acusan una gran homogeneidad estil ística. cuidado de los detalles corporales, búsqueda de la expresividad, tratamiento geométrico de los ojos, frecuentemente triangulares, y técnica de perforación de los ojos, la nariz y las orejas. Unas tienden a la esquematización, y otras, al naturalismo.










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